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Cambio de palmeras |
domingo, 6 de septiembre de 2009 |
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En reemplazo de las palmeras reales, se sembrarán árboles que dan sombra, para el disfrute de la gente y volver más amable la ciudad
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Arquitectos y paisajistas expertos apoyan siembra de otras especies en Camellón de Los Mártires.
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Tres arquitectos y paisajistas destacados en el país: Marcelo Bedoya Ortega, Alberto Samudio Trallero y Juan Berrio Bustillo, manifiestan su apoyo a la siembra otras especies, distintas a las palmeras reales, en el Camellón de Los Mártires.
Bedoya Ortega, arquitecto paisajista, planificador y diseñador urbano, actual presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos Paisajistas (SAP), considera que las palmas reales (Roystonea regia) son altas, esbeltas y rectas, un modelo ideal para la imagen del Caribe, pero advierte que “con su uso indiscriminado se está prostituyendo precisamente el valor estético y perceptual de estas especies”.
Como presidente de la SAP, resalta la variedad y calidad de otras especies indicadas para cumplir su papel estelar en el espacio público, especialmente el de acompañar a los usuarios de a pie y agrega: “Como profesional del diseño del paisaje soy admirador de estos bellos ejemplares (palmas reales), pero claro está, dándoles el emplazamiento adecuado, con criterios claros de lo esperado de ellas, de su escultural figura, para jerarquizar o realzar espacios, pero si hay otras determinantes, también hay otras especies que pueden cumplir el papel indicado sin tener que abusar del mal uso de las palmas”.
Este arquitecto paisajista considera necesario, además, que en los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) de cada ciudad, se defina la estructuración del espacio público, sus componentes jerárquicos y las escalas del mismo, para que desde un Plan Maestro se definan también los manejos adecuados de la vegetación urbana, con criterios integrales que cobijen desde lo compositivo, estético, perceptual – sensorial, hasta lo bioclimático y funcional del espacio. De esta manera, “con el emplazamiento adecuado no sólo se daría la diversidad, riqueza florística y mejores ambientes urbanos, sino que se permitiría la apropiación de los usuarios permanentes y circunstanciales de éstos, que es lo que verdaderamente genera sentido de pertenencia a la ciudadanía residente y a la turista”.
Alberto Samudio Trallero, por su parte, arquitecto restaurador y conservacionista del patrimonio arquitectónico, con amplia experiencia en rehabilitación de más de 30 edificaciones en el Centro Histórico de la ciudad, Premio Nacional de Arquitectura en la categoría de Restauración en tres ocasiones, dice tajantemente no ser partidario de la siembra de palmas reales porque “está visto que es una especie que necesita otras condiciones diferentes a las de Cartagena, sobre todo en las partes bajas de la ciudad”.
Samudio anota que “la palma real tiene una raíz central muy larga, que en cuanto llega al nivel freático, la palmera se empieza a entristecer y se muere”. Además, asegura: “Yo soy partidario de sembrar árboles que den sombra, que resistan el suelo salino”, es la premisa de Samudio frente a la siembra de árboles en Cartagena.
Y este arquitecto restaurador no le teme a que los árboles sean frondosos, ante la creencia de que en frente de los monumentos no deben sembrarse árboles. “Yo pienso que los árboles contribuyen al embellecimiento de los monumentos y además permiten que los habitantes tengan una sombra desde donde poder apreciar sus monumentos y hacer largas tertulias, entre otras cosas, porque el Camellón de Los Mártires fue esa una de sus funciones, servir de tertulia, de punto de reunión de los habitantes de Cartagena”.
Juan Berrio, también arquitecto restaurador, de la firma Berrio + Grondona, que diseñó el proyecto de restauración del Camellón de Los Mártires en 2007, explica que hace dos años la idea original era sembrar árboles alistonia, cuyo follaje verde se prestaba para ornamentar el Camellón. “Sin embargo, esto no fue aprobado, porque el Ministerio de Cultura, a través de la Oficina de Monumentos Nacionales, decidió que estos árboles, para su concepto, obstruían la visual de los monumentos, por lo tanto, determinaron que lo que se debía sembrar eran palmeras reales para que hicieran un transecto arquitectónico sin obstruir las visuales”, indica Berrio.
Sobre la siembra de otras especies en el Camellón, Juan Berrio dice que se hace necesaria esta medida por el calor permanente, y sombra de la que carece ese sector. “Dos años después, al ver fallida la siembra de las palmeras, acogemos de manera complaciente la instalación de los árboles de tulipán. Está comprobado que son árboles que aguantan la dureza del terreno árido y salino. La decisión se toma porque es un árbol bello, frondoso. No estorba las visuales porque hay suficiente espacio entre matera y matera. Tendremos sombra, mucho verde y permanece florecido”.
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